Acabas de poner a uno de mis favoritos desde que tengo como once años gracias a mi mama y a mi apa...que maravilla!
les dejo uno de mis favoritos, tristisisisimo, se lla "Nanas de la cebolla" aca pongo una introduccion breve, cabe mencionar que al escribir este poema, Hernandez se habia enterado que su mujer y su hijo estaban en tan pobreza que sobrevivian comiendo cebollas.
"Esta composición, una de las más tristes “canciones de cuna” de la
llamada Generación del 36, se origina al ser el poeta capturado y
posteriormente encarcelado por haber participado en el bando
republicano en la sexta división. Hernández escribe a su mujer y su
hijo desde prisión explicando con sutileza y maestría, cómo se siente
al saberse condenado a muerte, al darse cuenta de que nunca los volverá
a ver, abrazar, que no será partícipe de sus vidas, de su futuro, del
crecimiento de su hijo, su evolución… morirá entre esas cuatro paredes
sin poder remediarlo.
Éste es el último poema perteneciente al
“Cancionero y romancero de ausencias”, que el autor empieza a escribir
en 1938 (ésta es de 1939), entre rejas, en ocasiones valiéndose tan
sólo de un trozo de papel higiénico, a falta de un cuaderno u hojas de
papel sueltas. En este libro los protagonistas serán sin duda, el hijo
fallecido del autor, la nueva llegada a la familia Hernández, y claro
está, su esposa, así como la frustración por la derrota de los
republicanos ante los fascistas. Todo esto, claro está, bajo los
efectos de las penurias, desolación, el hambre, los tratos vejatorios,
la soledad y la desesperanza que producen a un ser humano, el estar
enjaulado y condenado a muerte. En 1942, Miguel Hernández cae
gravemente enfermo, y muere en el reformatorio de adultos de Alicante.
Nanas de la cebolla,
y los demás poemas que componen este libro, son, por tanto, los últimos
que el poeta alcanzó a escribir en los concluyentes (y dolorosos) años
de su vida."
NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.